Un sacerdocio que se renueva a los pies de la Madre
El jueves 3 de noviembre los sacerdotes de la Arquidiócesis de La Plata peregrinaron a Luján junto al Arzobispo Víctor Manuel Fernández y a los Obispos auxiliares, Alberto Bochatey OSA y Jorge Gonzalez.
Allí, Mons. Fernández invitó a los sacerdotes a ser la alegría de María, ante todo tratando de vivir como ella su apertura a la gracia. Porque la grandeza de María está en su pequeñez mirada con infinito amor por el Señor. Esa es su gloria, que él «ha mirado la pequeñez de su servidora».El Arzobispo recordó que así como la imagen de la Virgen de Luján es un trozo de barro cocido, con un rostro sufrido y marcado como el de los pobres, así también son los que vivieron el privilegio de una visita especial de María: el negro esclavo Manuel, los pastorcitos de Fátima, el indio Juan Diego, Bernardita, una chica desnutrida que vivía en una cárcel abandonada. Por eso, el Arzobispo animó a los sacerdotes a aceptar su pequeñez necesitada de la gracia y a ponerse así ante los ojos de la Madre para renovar las promesas sacerdotales. Porque «la Iglesia, pobrecita y cascoteada, se levanta, se libera, se fortalece y se vuelve fecunda cuando levanta los ojos a María y así aprende una vez más a dejarse mirar por el Señor».
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