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Especialista provida y profamilia expuso en el último encuentro del año del clero platense.

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La doctora Zelmira Bottini de Rey, reconocida experta provida y profamilia, y auditora del reciente Sínodo de la Familia, realizado en Roma, expuso en el último encuentro del año del clero platense. La reunión se realizó este miércoles 3 de diciembre, memoria de San Francisco Javier, en la Casa de Ejercicios Espirituales Ceferino Namuncurá, que las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús, atienden en 44 y 163, de Olmos.
Bottini de Rey es médica pediatra, recibida en la UBA. Y dirige, actualmente, el Instituto de Matrimonio y Familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA). Es presidenta de la Red Latinoamericana de Institutos de Familia de Universidades de Inspiración católica (REDIFAM), y docente del Magister de Ética Biomédica, de la Facultad de Ciencias Médicas, de la UCA. Es miembro, asimismo, del Consejo Académico de Ética en Medicina de la Academia Nacional de Medicina; del Instituto de Bioética de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, y del Consejo de Notables para la formación docente, del Instituto del Profesorado del Consejo Superior de Educación Católica (CONSUDEC), de Buenos Aires.
Como es habitual, participaron de la convocatoria el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer; sus obispos auxiliares, Mons. Nicolás Baisi, y Mons. Alberto Bochatey, y los sacerdotes diocesanos y religiosos, que ejercen su ministerio en la Arquidiócesis. Además de la charla de Bottini de Rey se realizó una evaluación de las actividades del año, y las perspectivas de las misiones, encuentros y demás apostolados, de 2015.

Hay que leer el mensaje final del Sínodo

Con su habitual estilo ameno y bien concreto, Bottini de Rey contó varios pormenores del Sínodo, y remarcó que, más allá de lo que dijeron algunos medios de comunicación, se vivió una gran experiencia eclesial. Matizó su exposición con jugosas anécdotas, y llamó a leer el mensaje final del Sínodo, que, sin descuidar las situaciones especiales, se dirige muy especialmente a las familias comunes; que trabajan, que se esfuerzan por salir adelante, y que no se rinden ante las adversidades. A esas familias que se juegan por la educación de sus hijos, y por el crecimiento en el amor de todos sus miembros.
Concluida su exposición, tanto los Obispos como los Sacerdotes le hicieron varias preguntas. Una de ellas fue sobre los temas que, según su criterio, o no fueron tratados o no recibieron un tratamiento mayor. Me llamó la atención -subrayó- que no se tratara el tema de la adopción, o el de las consecuencias de la biotecnología en las familias. Incluso, el tema de la interrupción voluntaria del embarazo, o sea, del aborto, fue apenas mencionado. Faltó más exposición, también, sobre la procreación responsable y la apertura a la vida; la familia educadora; el derecho inalienable de los padres a elegir la educación de sus hijos, y los ataques contra la patria potestad.
Finalmente, pidió a los Sacerdotes fortalecer la preparación inmediata para el matrimonio, y robustecer la Pastoral Familiar, que no es tan solo encuentro de movimientos o grupos. Sabemos -concluyó- que ustedes están en muchos y muy legítimos apostolados. No se cansen, de cualquier modo, de dedicarles tiempo a las familias; y de acompañarlas en sus múltiples y complejas dificultades.

El fin de año no es el fin del mundo

Para concluir el encuentro, Mons. Aguer, dijo ser consciente de que a fin de año se acumulan muchas cosas. Pero -aclaró con una humorada- el fin de año no es el fin del mundo. Por eso es bueno detenerse para hacer un balance y un buen examen de conciencia.
Al respecto, propuso como modelo el lema benedictino Ora et labora (Reza y trabaja), que aunque no seamos monjes -remarcó- nos puede ser de mucho provecho. En el orar está el fundamento esencial de nuestro trabajo apostólico. Es clave, siempre, advertir la relación entre la oración y el empeño apostólico. Siempre debemos analizar cómo va nuestro diálogo íntimo con Jesús. Y su íntima comunión con el Padre, que lo llevaba a pasar la noche en oración con Dios, debe ser nuestro modelo. Podremos, así, ver lo secreto; que no depende de nuestra inteligencia y habilidad, sino de la gracia de Dios.
Y, sobre el trabajo concreto, es bueno plantearse si trabajamos lo suficiente. ¿Nos desvivimos por la salvación de las almas?. San Pablo, con aquel me ‘gastaré y desgastaré por ustedes’ (2 Cor 12, 15), debe llevarnos a una profunda reflexión.
Advirtió, seguidamente, que la expresión nueva evangelización, corre el riesgo de convertirse en eslógan, si se sigue haciendo lo mismo y desganadamente. ¿Cómo va nuestro ardor -se preguntó-; cómo respondemos a los nuevos desafíos evangelizadores?.
Por último, elogió el trabajo arquidiocesano con adolescentes y jóvenes. De ‘Aventura’ participaron ya 600 chicos. El desafío, claro está, es ofrecerles ámbitos de inserción en las parroquias. Igualmente, ha crecido la labor de Pastoral Universitaria, con logros importantes en la llegada a los jóvenes de la universidad nacional.

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