Concluyeron las jornadas del clero platense sobre educación católica.
Con el marco de la formación permanente, el clero de la Arquidiócesis de La Plata reflexionó, entre el martes 5 y el jueves 7 de septiembre, sobre La Evangelización en la Escuela Católica, en las Jornadas de Actualización Teológico – Pastoral. Las mismas se desarrollaron en la Casa de Ejercicios Espirituales Ceferino Namuncurá, que las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús atienden en 44 y 163, de Olmos.
Asistieron al encuentro el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, su Obispo auxiliar, Mons. Nicolás Baisi; y decenas de sacerdotes del clero diocesano y religioso. En la dinámica se incluyeron charlas de distintos expositores, preguntas a los conferencistas y puestas en común.
A lo largo de las jornadas, distintos sacerdotes, religiosas, consagrados y laicos abordaron las diferentes temáticas; desde su fundamento bíblico, teológico, eclesiológico, pedagógico y pastoral. Se produjeron, así, intensos intercambios de experiencias sobre las distintas realidades: desde humildes colegios parroquiales, en zonas periféricas, hasta institutos de congregaciones, en áreas céntricas.
Dentro de las actividades de formación permanente que desarrolla la Arquidiócesis de La Plata, todos los años, en la primera semana de septiembre, tienen lugar estas jornadas de actualización. Asimismo, todos los meses hay reunión de clero; a los que se suman, también, los periódicos encuentros por decanatos.
Mons. Aguer: La escuela católica está haciendo un servicio invalorable
En el cierre de las jornadas, Mons. Aguer, sostuvo que «hoy por hoy, la escuela católica está haciendo un servicio invalorable… Hay que tener mucha paciencia frente a tanta demanda que tenemos; pues las familias huyen de la escuela estatal».
Dijo, asimismo, que «mucho debemos hacer para evangelizar a nuestros niños y jóvenes, y sus familias. Muchos de ellos vienen a nuestros colegios porque saben que aprenderán a leer y escribir».
Agregó que «hoy más que nunca, tenemos el desafío de anunciar a Cristo con valentía. Y no debemos rendirnos ante las dificultades. No todos los que vienen a nuestras instituciones, ciertamente, lo hacen buscando una buena educación cristiana… No debemos desanimarnos, entonces, ante la falta de resultados inmediatos. A nuestros chicos no solo los forman las escuelas católicas, también la familia, la sociedad, y hasta Tinelli».
Precisó que «nunca debemos perder de vista que el colegio católico es evangelizador. Debemos ver los modos y los contenidos; los textos y las metodologías y las bibliografías. Todas las materias que se dictan en nuestras instituciones deben hacerlo desde la cosmovisión cristiana».
Graficó, en tal sentido, que «debe tenerse mucho cuidado en los contenidos; pues se filtran, sutil y hasta abiertamente, la ideología de género y otras concepciones anticristianas y, por lo tanto, antihumanas. Las dificultades no nos tienen que abrumar…».
Advirtió, igualmente, que «en Argentina no hay plena libertad de enseñanza. Es lamentable, por ejemplo, que el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, haya hecho un relanzamiento inconcebible del laicismo; y que se busque reditar la vieja antinomina de escuela libre o laica. Una visión totalitaria y estatista hace que el Estado busque entrometerse demasiado; y reivindicar una soberanía, que nos pertenece por derecho. Es derecho inalienable de los padres elegir la educación que quieren para sus hijos».
Ejemplificó, en ese orden, que «son abusivos y hasta prepotentes, en algunos casos, ciertos manejos de los inspectores. Les he dicho, y les reitero, a los directivos de los colegios, que si los inspectores tienen problemas, que me vengan a ver directamente a mí».
Subrayó que «no debemos temer a represalias de tipo económico. El aporte que hace el Estado a nuestras instituciones no es un subsidio. El Estado lo debe hacer; nos debe lo que nos da, aunque a veces haya que, practicamente, mendigarlo…».
Alternativas a viajes de egresados y último primer día
Mons. Aguer abogó, asimismo, para que «todo joven que egresa de un secundario católico tenga conciencia, como mínismo, de qué es el hombre, por qué estamos aquí, qué es la muerte, y qué viene después. En la emergencia antropológica que estamos viviendo no es poco que, al menos, eso les quede claro».
Citando al Cardenal Bérulle dijo que «el hombre gira alrededor de Dios, y la sociedad debe girar en torno a Dios. Nuestros jóvenes deben tener conciencia de su destino trascendente; de que no están aquí por casualidad…».
Insistió, entonces, que «debemos ofrecerles alternativas bien concretas para que sean distintos, para que se animen a ser diferentes, para que sean libres de nadar contra la corriente. Frente a los viajes de egresados, tanto para la secundaria como para la primaria, debemos ofrecer alternativas concretas como campamentos, misiones, viajes solidarios. Y, con respecto al así llamado Último primer día, la solución no es dar asueto, sino plantear, por ejemplo, una noche heroica, con Adoración al Santísimo Sacramento; salidas solidarias para ayudar a la gente que vive en la calle, y otras posibilidades concretas de conocer algo realmente distinto y bueno».
Frente a la cultura del boliche pidió, asimismo, que «se deben buscar opciones para que nuestros jóvenes cambien esas costumbres. No es sencillo; pero hay que animarse a presentar otras aternativas. Debemos saber mostrarles a nuestros chicos otras posibilidades culturales, solidarias y de servicio que, hoy por hoy, no conocen».
Finalmente, alentó a que «se sigan abriendo, especialmente, en las periferias, escuelas técnicas, para formar debidamente en los distintos oficios». Y llamó «a no tener miedo a las nuevas orientaciones pedagógicas e innovaciones tecnológicas. Apresurémonos a tomarlas del mejor modo, y hacer un buen uso de ellas. La educación católica es el mejor servicio que hoy puede hacer la Iglesia. Evitemos el aislamiento; trabajemos en equipo, con absoluta pertenencia eclesial…»
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